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Manejo del estrés en la vida cotidiana

Tiempo de lectura: 3 minutos

«La mejor arma contra el estrés es nuestra capacidad para elegir un pensamiento sobre otro»

— William James

Estrés y afrontamiento

El estrés es inevitable y necesario en nuestra vida. Desde el nacimiento hasta la muerte ocurren numerosas situaciones estresantes que nos afectan de diferentes formas y con distintos grados de intensidad.

La forma como hacemos frente a las situaciones estresantes depende en parte de la etapa del ciclo vital en la que nos encontremos, pero estriba en mayor medida en el repertorio de estrategias de afrontamiento que hayamos aprendido.

Este aprendizaje suele estar basado en experiencias previas, a partir de las cuales podemos desarrollar nuevas habilidades que resulten adaptativas. También, contamos con recursos que hemos obtenido a raíz de entrenamientos específicos, como por ejemplo cursos de relajación, lecturas, procesos terapéuticos, entre muchos otros.

No obstante, las habilidades de las que disponemos no siempre resultan efectivas. Es en ese momento cuándo los niveles de estrés aumentan hasta niveles perjudiciales (Aldwin, 2007). Además, si el desbalance entre estrategias efectivas y niveles de estrés continúa, éstos últimos pueden convertirse en agentes promotores de enfermedad.

Afrontar las situaciones vitales estresantes

La mejor forma de evitar que el estrés amenace nuestra salud es contar con un repertorio amplio y flexible de habilidades de afrontamiento. Idealmente, debemos incorporar componentes cognitivos, afectivos y conductuales (Glanz & Schwartz,2008).

Un modelo que incluye con éxito estos componentes es el de Hayes y Eddy (1985), quienes propusieron un plan de acción a partir de cuatro dimensiones. El modelo tiene la ventaja de que ha sido diseñado para lidiar con las situaciones estresantes que se presentan en nuestro día a día.

Las cuatro dimensiones son: clarificación de valores, toma de decisiones, habilidades comunicativas y entrenamiento en habilidades específicas.

Clarificación de valores

Muchos eventos estresantes de la vida están cargados de valores. Aquí, no nos referimos necesariamente a valores morales sino a aspectos que consideramos fundamentales para nosotros. Por ejemplo, una discusión familiar es un evento que amenaza la relación que tenemos con nuestros seres queridos.

Por esta razón, es recomendable evaluar las propias opiniones y creencias sobre temas cargados de valores, y llegar a una declaración personal que guiará las acciones futuras. Dicha declaración debe ser clara y sencilla, por ejemplo: «la relación con mi familia es muy importante para mi vida, pero lo es más mi tranquilidad»

La clarificación de valores tiene un componente emocional importante, pues es el momento en el que identificamos las motivaciones y sentimientos asociados a una situación vital.

Toma de decisiones

Es el proceso de seleccionar una alternativa, o curso de acción de dos o más posibles opciones. Incluye tres supuestos básicos:

  • Siempre hay más de una alternativa. Y, generalmente hay más de dos. Es recomendable hacer listas de ideas y evitar caer en el sesgo de oposición « A o B»
  • Las decisiones tienen consecuencias. Es necesario identificarlas incluyendo su complejidad y severidad.
  • Las decisiones implican acciones. El proceso no debe limitarse a la planificación, sino que debe contemplar una secuencia de acciones que permitan ejecutar la decisión.

Habilidades de comunicación

Las habilidades de comunicación efectiva son un componente vital para lidiar con situaciones potencialmente estresantes. Comunicarse con éxito incluye muchas habilidades, pero en el afrontamiento del estrés hay dos básicas:

  • Expresar emociones y pensamientos de forma asertiva: para lograrlo, debemos tener claro ¿Cómo me siento ante esta situación? ¿Qué pensamientos se presentan cuando evoco la situación?
  • Solicitar ayuda de forma eficaz: definir qué es exactamente lo que se necesita, hacer la solicitud a la persona correcta y en el momento oportuno.

Habilidades específicas de afrontamiento

Se ha sugerido que las habilidades más importantes para afrontar el estrés son: autocuidado físico, relajación autógena, expresión emocional y orientación al problema (Aldwin, 2007). Éstas y muchas otras, pueden requerir de apoyo profesional, por ejemplo, a través de entrenamientos dirigidos (modificación de hábitos) asesoría psicológica (counselling) e inclusive psicoterapia.

Se debe considerar la búsqueda de intervención profesional, cuando es necesario el aprendizaje de habilidades específicas para el manejo cotidiano del estrés. Esto no significa que nuestros propios recursos sean despreciables, sino que no están resultando adaptativos para la situación particular que estamos viviendo.

Referencias

  • Aldwin, C. (2007). Stress, coping and development. An integrative perspective. The Guildford Press.
  • Glanz, K., & Schwartz, M. D. (2008). Stress, coping, and health behavior. En K. Glanz, B. K. Rimer, & K. Viswanath (Eds.), Health behavior and health education: Theory, research, and practice (p. 211–236). Jossey-Bass.
  • Hayes, D.M. & Eddy, J.M. (1985). Stress management education: A life skills approach for health promotion professionals. Wellness Perspectives, 2, 4, 9-11.
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