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El Orgullo de amar y ser

Tiempo de lectura: 3 minutos

«Que nada nos impida amarnos »

— Karina Andrea López Romero

El día internacional del orgullo remite históricamente a las manifestaciones en contra de la redada policial llevada a cabo en el bar Stonewall Inn de Nueva York. Las acciones de la policía estaban sostenidas por una serie de leyes que hostigaban a la comunidad sexualmente diversa, y obstaculizaban gravemente sus derechos humanos.

Antes de Stonewall, las personas víctimas de esta persecución procuraban esconderse y escapar, pero ese día, muchos decidieron quedarse a reclamar sus derechos. Por supuesto las confrontaciones con la fuerza policial derivaron en violencia, lo que causó conmoción en el resto del país y también a nivel internacional. A partir de allí, las acciones por la reivindicación de los derechos de la comunidad LGTB han sido visibilizadas con mayor fuerza y han resultado en diferentes organizaciones sociales.

Para unirnos a la celebración del mes del orgullo, en Velox Psicología, entrevistamos a Karina Andrea López Romero, psicóloga y activista de la comunidad LGTB, quien ha trabajado durante los últimos cinco años por la inclusión de los derechos de las comunidades sexualmente diversas en la agenda pública.

Resistiendo a la vergüenza

Uno de los aspectos que señala Karina es el uso de la palabra Orgullo como una forma de ir en contra de la vergüenza que durante mucho tiempo, y aún hoy en día, se asocia con todo aquello que se aleja de la heteronormatividad:

«Se trata de decir, no más, no vamos a escondernos, la palabra orgullo es resistir contra ese sentimiento de vergüenza, se trata de sentir orgullo de ser y amar, y de hacer posible nuestros derechos »

Esta estrategia ayuda a hacer visible que la lucha por los derechos humanos fundamentales de la comunidad LGTB, sigue siendo vigente y necesaria no solo por personas pertenecientes a la misma comunidad sino por toda la sociedad y, por tanto, debe existir como política pública. Quizás uno de los avances más sobresalientes de esta lucha ha sido la toma de conciencia por parte de otros sectores de la sociedad, sobre cómo la violencia en contra de la diversidad sexual nos afecta a todas y todos.

Por ejemplo, se ha reconocido que el machismo no se trata de proteger a los hombres ni de reconocer sus derechos, sino que es una práctica cultural violenta basada en la discriminación y en roles rígidos de género a partir de los cuales se excluyen, menosprecian y persiguen características asociadas a las mujeres y a lo femenino. De lo anterior, también son víctimas los hombres que se sienten compelidos a esconder, disimular o eliminar todo lo que se desvíe de su rol asignado.

Karina nos cuenta que esto mismo sucede también al interior de la comunidad LGBT, al no tener otros referentes sociales, las personas terminan siguiendo los modelos tradicionales asociados al género y replicando los mismos patrones de control y violencia en las relaciones de pareja. Es por esto que se requiere un trabajo continúo a nivel educativo en el que podamos construir y aprender nuevas formas de relacionarnos.

¿Qué se ha logrado hasta ahora?

Entre otros muchos avances tenemos:

  • La inclusión en la agenda pública en materia de derechos humanos de la comunidad LGTB
  • El reconocimiento y participación de otros sectores de la sociedad en la lucha continúa por los derechos fundamentales
  • El respaldo legislativo de los derechos fundamentales, algunos ejemplos son: el derecho a formar una familia, incluyendo el matrimonio, la adopción y el patrimonio. También, las garantías para los procesos de transición y reafirmación de género lo que abarca los procedimientos médicos y de salud y la formalización en los documentos de identidad.

¿En qué debemos seguir trabajando?

Como mencionamos, la lucha por los derechos de la comunidad LGTB sigue siendo vigente y necesaria. Comprender que la libertad, la autonomía y la igualdad son derechos inalienables e inherentes al ser humano requiere de un trabajo continúo, en especial en sociedades como la nuestra, en la que existen patrones violentos de interacción normalizados en nuestras tradiciones y valores.

De acuerdo con Karina, el machismo y la moralización de la sexualidad de algunos sectores religiosos son dos de los obstáculos más importantes a vencer. De esta manera, estrategias que nos lleven a reconocer las diversidad sexual como un derecho humano siguen siendo necesarias y urgentes.

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