Mujer asiática joven tristemente sentado en la hoja seca en el bosque solo

Duelo

Tiempo de lectura: 2 minutos

“… la muerte se sintió un poco triste, pero así era la vida”

 Erlbruch, 2007

El proceso de adaptación a la pérdida

Muchas veces hemos escuchado que el duelo tiene unos tiempos finitos y unas fases determinadas. La verdad, es que, más allá de cuánto tiempo tome, lo importante es cómo se integra la pérdida a nuestras vidas.

Tampoco se trata de culminar etapas; la elaboración del duelo no es lineal. Las personas oscilamos entre sentir, recordar y evocar hechos asociados con la pérdida y la puesta en marcha de estrategias que nos permiten hacer frente a lo que estamos viviendo (Cruz et al., 2017).

Vivir el dolor

Reconocer las estrategias que utilizamos ante el duelo es importante, pero ¿Cómo sabemos cuáles son? Recordando cómo nos hemos sentido y cómo hemos actuado en diferentes momentos en los que he experimentado la pérdida. De esta forma, podemos identificar cómo solemos responder ante el dolor. Y, lo más importante, cuáles de estas estrategias nos han ayudado y cuáles no.

Cuando no tenemos experiencia previa con el duelo, es útil hacer memoria de cómo hemos actuado en situaciones difíciles. Así, identificamos los recursos personales de afrontamiento. Es muy recomendable que, para la primera pérdida significativa busquemos asesoría profesional o nos informemos sobre cómo manejar el duelo.

Algo para resaltar, es que no importa qué actividades implementemos, no es posible evitar el dolor. Es clave comprender que, la única forma de elaborar el duelo es experimentar los sentimientos asociados a éste.

Y también, permitirse vivir los cambios derivados del proceso de afrontamiento. Un duelo conlleva una serie de transformaciones. Pueden ocurrir a nivel emocional, conductual e incluso modificar algunas de nuestras creencias o expectativas de la vida.

Actuar

Permitirnos vivir el dolor no significa vivir permanentemente en el dolor. La idea de tener claras nuestras estrategias de afrontamiento, es utilizarlas. Existen dos formas básicas de orientar nuestras acciones: gestión del duelo y mantenimiento de la funcionalidad.

La primera contiene aquellas acciones que nos facilitan la expresión de emociones y memorias relativas a la pérdida. Aquí, se incluyen actividades como: escribir cartas, hablar sobre la pérdida, participar de ritos fúnebres, entre muchas otras.

En cuanto a la funcionalidad, es el plan que nos permite llevar a cabo nuestras tareas de la vida cotidiana. Es cómo, a pesar del dolor, nos damos espacio para actuar en las otras esferas vitales. Algunos ejemplos son: llevar una agenda de actividades, pedir ayuda con algunas tareas, implementar una dieta saludable y una rutina de ejercicio.

Referencias

Cruz, J., Reyes, M., Corona, Z. (2017). Duelo. Tratamiento basado en la Terapia de Aceptación y Compromiso. Manual Moderno.

Créditos de imagen: Foto de Árbol creado por jcomp – www.freepik.es

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