photo-of-beautiful-woman-laughs-happily (1)

Esto no es «autoayuda»

Tiempo de lectura: 4 minutos

“Ya no se trata de competir en torno a un determinado producto, sino que también debemos tener en cuenta el modo en que tratamos a las personas”.

-Daniel Goleman.

Razón vs. sentimientos

Por mucho tiempo se sostuvo que la existencia de ciertas habilidades principales, como la lógico-matemática y la verbal, eran indicadores exclusivos de la inteligencia. La fuerza racional se ponía en tensión con la debilidad emocional.

Los fundamentos de esta lucha se vieron cuestionados cuando como Howard Gardner (1983), describe las inteligencias múltiples y plantea que el cociente intelectual no es el único indicador de la capacidad cognitiva. Según el autor, la capacidad de comprenderse a sí mismos y a los demás, con sus sentimientos y deseos, configuraban dos formas de inteligencia a las que denominó intrapersonal e interpersonal.

De esta forma, se empieza a armonizar el vínculo entre razón y emoción “entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capacitando —o incapacitando— al pensamiento mismo” (Salvatierra, 2019, p. 45).

Inteligencia emocional

«Tratamos de averiguar a través de pruebas la inteligencia emocional del candidato: saber cómo reacciona ante posibles problemas, cómo se comporta con el grupo, cómo prioriza cuando está sobrecargado, como lidera una discusión, etc.»

(Declaraciones de  James Hervey, consejero de la Consultora NBI).

El término fue acuñado por Daniel Goleman hacia el año 1995 como “la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último, -pero no por ello menos importante- la capacidad de empatizar y confiar en los demás” (2008, p. 75).

De acuerdo con esto, la forma en que nos desenvolvemos en el mundo está marcada por cómo nos relacionamos con los demás, de allí que sea indispensable un proceso educacional y constructivo de autoconocimiento, que lleve a los individuos a experimentar sus emociones sin catalogarlas como positivas o negativas, sino como respuestas ante una circunstancia.

Inteligencia emocional y productividad

La importancia de evaluar las condiciones emocionales y de relacionamiento social de los aspirantes a un cargo, se fundamenta en la relación establecida entre la eficiencia de un trabajador y su capacidad de autocontrol.

En la empresa y según lo afirma Goleman, no se trata de inhibir que los trabajadores expresen frustración, enojo, temor, desconcierto, entre muchas otras emociones presentes en la cotidianidad; al contrario, se trata de en primer lugar, identificar sus emociones, en segundo lugar, conocer cuáles le permiten tener un mejor desempeño en sus tareas y tercero, puntualizar cuáles emociones pesan más en su personalidad (Ceballos, Olarte y Ayala, 2017).

Por tanto, analizar en las organizaciones el componente humano a partir de sus competencias, contribuye a establecer cuál va a ser el rendimiento de sus empleados. De esto se desprende que la idea de éxito debería incorporar el grado de promoción del bienestar del trabajador y la presencia de óptimas condiciones para generar impacto a nivel productivo.

Para ser más específicos, analicemos lo siguiente:

«Matt era alumno de Yale y había llevado a cabo los mismos estudios que Penn y, aunque no era académicamente tan brillante como él, poseía evidentes aptitudes interpersonales que le hacían agradable a todo el mundo. Fue por esto por lo que, de las ocho entrevistas a las que acudió cuando terminó la carrera, acabó recibiendo siete ofertas de trabajo y acabó alcanzando el éxito en su campo profesional, mientras que Penn, por su parte, fue despedido de su primer empleo a los dos años» 

Daniel Goleman (2010).

Entonces, ¿con quién te identificas? ¿Qué tipo de estrategia preparas para mostrar tu potencial en el mundo laboral? En la ola de la inteligencia emocional, el truco está en saber surfear y esto es posible cuando crecemos en adaptabilidad al cambio, creatividad, proactividad, confianza en sí mismo, autoestima, empatía, escucha activa, comunicación asertiva, sensibilidad al aprendizaje continuo para ofrecer mejores servicios, en fin… Pero debemos tener en cuenta que, según Goleman, la idea no es crear rivalidad entre las habilidades emocionales y las cognitivas, sino combinar unas con otras para ser un trabajador “estrella”.

¿Qué puedo hacer como trabajador?

Puedo ser emocionalmente inteligente en el trabajo si cotidianamente:

  • Me analizo a sí mismo para saber, con el fin de mejorar, qué me hace reaccionar de manera adecuada y que me desborda.
  • Aprendo a escuchar, sobre todo cuando un compañero plantea soluciones ante una problemática; de esta forma puedo contextualizar y tomar decisiones laborales.
  • Reconozco qué cosas me estresan, de esta forma puedo evitar que “se me arruine el día”.
  • Me autorregulo, es decir, evalúo lo ocurrido, mis acciones y las de los demás, para pensar en una respuesta adecuada ante un próximo evento similar.
  • Me abro a las oportunidades, el trato con diferentes personas e ideas pueden contribuir para enfrentar un proyecto o solucionar problemas.
  • Me preparo profesionalmente para estar al tanto de las nuevas tendencias.
  • Voy donde está el trabajo, es decir, disposición de movilidad laboral.
  • Tengo presente que, mi preocupación  no debe centrarse en el empleo en sí mismo, sino ¿soy una persona empleable?

“Una conciencia sobre sí mismo, es capaz de articular una visión compartida que inspire y motive a la gente”.

Referencias

Ceballos, J. L. D., Solarte, M. G., & Ayala, A. H. (2017). Influencia de la inteligencia emocional sobre las competencias laborales: un estudio empírico con empleados del nivel administrativo. Estudios gerenciales33(144), 250-260.  https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0123592317300475#bib0130

Goleman, D. (1998). Working with emotional intelligence. https://asset-pdf.scinapse.io/prod/1514823166/1514823166.pdf

Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós.

Salvatierra García, S. N. (2019). Estrategias educativas basadas en la teoría de la inteligencia emocional de Daniel Goleman, para mejorar la participación activa en el nivel inicial. http://repositorio.untumbes.edu.pe/handle/UNITUMBES/1288

Créditos de imágenes:

Foto de Corazón creado por wayhomestudio – www.freepik.es

Foto de hombre cruzando acantilado creado por wayhomestudio – www.freepik.es

Foto de Hombre creado por wayhomestudio – www.freepik.es

Foto de Personas creado por 8photo – www.freepik.es

Foto de Personas creado por lookstudio – www.freepik.es

Los comentarios están cerrados.