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Violencia sexual, abuso y violación

Tiempo de lectura: 4 minutos

«Si ese término [agresión sexual] confunde, elimine la palabra «sexual» y simplemente céntrese en «agresión», en la violencia, en la negativa a tratar a alguien como un ser humano, en la negación de los derechos humanos más básicos, el derecho a la integridad corporal y la autodeterminación»

— Rebecca Solnit

Toda interacción sexual requiere el consentimiento de cada una de las partes. Cuando alguien es obligado de cualquier forma, – sea por intimidación, amenaza, manipulación, violencia, suministro de sustancias que alteren el estado de conciencia, entre otros – estamos ante un abuso sexual o violación. Pese a que ambos términos se suelen presentar como sinónimos, son distintos y tienen diferentes implicaciones para las víctimas.

 En el abuso sexual la persona es coartada de su libertad sexual, bien sea por sorpresa, engaño o coacción, lo cual la pone en situación de desventaja frente al agresor, como por ejemplo,  el acoso sexual, que sucede cuando alguien realiza insinuaciones sexuales inapropiadas, palabras indeseadas, hostigamientos, tocamientos, demandas de favores sexuales o acorralamientos, con el fin de acceder a alguna actividad sexual (Ministerio del interior, 2018).

Otros tipos de abuso son el,  exhibicionismo, que es cuando alguien (generalmente del sexo masculino) expone sus genitales o se masturba frente a personas desconocidas obteniendo así excitación sexual, de otro modo puede darse, cuando se recibe material visual por medios virtuales sin consentirlo.  Igualmente, el frotismo, el cual consiste en la excitación erótica mediante el rozamiento del órgano genital (u otra parte del cuerpo) con el cuerpo de otra persona sin su consentimiento. 

También, el el stealthing  es considerado abuso sexual y en países como Alemania se tipifica como violación. Éste ocurre cuando una de las personas implicadas en la relación sexual (generalmente el varón) se retira de forma voluntaria el preservativo en el coito sin el consentimiento de la otra persona. 

La diferencia entonces entre el abuso y la violación, radica en que, en la violación sexual se incluye algún tipo de penetración, sea vaginal, anal u oral, la cual puede ser con diferentes partes del cuerpo o con objetos. Además de lo anterior, la violación sexual necesariamente implica un contacto físico (cosa que no es necesario en el abuso) y ademas, no siempre se da por una motivación del agresor hacia la satisfacción meramente sexual, pues en muchos casos se ha encontrado que también ocurre por una necesidad de poder y dominación de la víctima. 

El caso colombiano

Es lamentable que en el contexto doméstico sea común que se presenten relaciones sexuales forzadas, en donde el 35 por ciento de las mujeres refiere haber experimentado alguna vez violencia sexual por parte de una pareja íntima (OMS, Organización Mundial de la Salud, 2013). Este tipo de violencia se ha normalizado bajo los términos de “la pareja” y de que, por tal, “es una responsabilidad satisfacer los deseos sexuales del cónyuge” dejando a un lado la independencia y la voluntad de la otra parte. Esto último, es la razón por la que, este tipo de hechos también son considerados violencia sexual. 

La violencia sexual y el abuso han sido tan normalizados dentro de nuestro contexto social, que no solo se encuentran en el seno de la familia, sino que incluso han llegado a constituirse como un elemento más del conflicto armado nacional, es así como encontramos que la violencia sexual se practicó́ en distintos contextos con diferentes objetivos: 1) para atacar a las mujeres por su condición de liderazgo (maestras, parteras, promotoras de salud), 2) para destruir el círculo afectivo de aquellos considerados como enemigos, 3) para “castigar” conductas transgresoras desde la perspectiva de los actores armados, 4)para generar cohesión entre los integrantes de grupos armados y el afianzamiento de sus identidades violentas y también, articulada a prácticas culturales (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013). 

Consecuencias para la salud física y mental 

En cuanto a las consecuencias físicas, se puede tener afectación, principalmente cuando la víctima no es capaz de expresar las emociones asociadas al evento potencialmente traumático, sea por vergüenza, temor, deshonra o cualquier otra situación. En estos casos es más proclive que esta carga negativa se somatice en enfermedades físicas, o que bajo una predisposición se exprese una enfermedad grave como cáncer, problemas cardiacos, entre otras. 

Las consecuencias psicológicas más frecuentes se relacionan con dificultad para establecer vínculos emocionales sanos, para tener relaciones sexuales satisfactorias, problemas de autoestima, de imagen corporal, ansiedad, depresión, estrés postraumático, entre otros problemas mentales y emocionales. Incluso cuando la situación de violencia es tan fuerte, la persona puede llegar psicotizar, que se refiere a tener alucinaciones o delirios, es decir, hay una ruptura de la conciencia, en el que como un mecanismo de defensa para enfrentar la adversidad la mente crea una nueva realidad y por ello la persona empieza a ver cosas que no existen, oír voces, tener creencias o una perspectiva de realidad alterada. 

En conclusión, el abuso y la violación, son conductas que además de ser delitos tipificados y penalizados por la ley, vulneran la intimidad e indudablemente atentan contra la dignidad de la persona, causando afectación en esferas personales, sociales y familiares de quienes la padecen.

Referencias

  • Centro Nacional de Memoria Histórica (2013) ¡Basta ya! Colombia: Memorias de guerra y dignidad. Recuperado el 24 de marzo del 2021 de https://www.centrodememoriahistorica.gov.co/descargas/informes2013/bastaYa/basta-ya-memorias-guerra-dignidad-new-9-agosto.pdf
  • Ministerio del interior (2018). ABC sobre el acoso sexual. Dirección de derechos humanos. Equipo de género. Recuperado el 24 de marzo del 2021 de https://www.mininterior.gov.co/sites/default/files/documentos/cartilla_-_abc_sobre_acoso_sexual_1.pdf 
  • Organización Mundial de la Salud [OMS] (2013), Global and regional estimates of violence against women: prevalence and health effects of intimate partner violence and non-partner sexual violence. Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones Conexas, Escuela de higiene y medicina tropical de Londres y South African Medical Research Council.  
  • Créditos imágenes: principal Foto de Chico creado por jcomp – www.freepik.es

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