padres e hijos

¿Cómo influyen las relaciones familiares en mis demás relaciones?

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«Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor»

― Milena Busquets.

De la forma en que nos relacionamos con las personas más importantes de nuestras vidas, o con quien hemos establecido un vínculo desde que crecimos y conformamos nuestra identidad (sean padres, abuelos, cuidadores) va a depender como nos desenvolvemos con otras personas.

Bueno, esto pareciera un poco confuso, sin embargo, voy a tratar de explicarlo. Lo que quiero decir, es que, si desde pequeña por ejemplo he tenido una relación insegura o conflictiva con mis padres, o puede ser incluso solo con uno de ellos, donde no me brindaron apoyo  incondicional o no lo percibí de esta forma, o este no fue constante. Probablemente esos sentimientos, puedan verse reflejados cuando yo entable otro tipo de relaciones, sean amorosas, de amistad, pero que inevitablemente impliquen un componente afectivo.

Es decir, puedo sentir que no me quieren, que realmente están conmigo es por otra razón, o incluso puedo sentir que, si me quieren, pero al mismo tiempo tener el temor o los pensamientos constantes de que en cualquier momento se irán y ya no voy a poder contar con ello. 

Esta situación justamente se explica por el hecho de que desde muy pequeña ese fue el aprendizaje que tuve en cuanto a cómo son las relaciones interpersonales. Cabe resaltar que cuando digo aprendizaje no solo me refiero a lo mero instructivo, sino a todo lo que una persona recibe del ambiente y moldea su comportamiento a partir de las contingencias que se le presentan, en este caso, de lo que ve en sus padres (que en teoría son el primer ejemplo que recibe un niño), luego de lo que ve en la escuela, en la calle y en todos los lugares donde se relacione. 

Sin embargo, es preciso señalar que la dinámica entonces resulta tan importante, que de esta misma forma el niño aprende a desenvolverse en otros ámbitos. No quiero decir entonces, que unas sean buenas y otras sean malas, es más en la forma en que se dan. Claramente, no puedo omitir que hay relaciones que a largo plazo producen consecuencias negativas en el funcionamiento de la persona. 

Por ejemplo, si soy una madre que le hago todo a mi hijo, le resuelvo sus problemas, trato de que de cualquier forma mi niño no tenga que sufrir, le doy protección incluso frente a estímulos que pueden no necesariamente implicar un riesgo real. Probablemente cuando mi hijo crezca, sea una persona insegura y dependiente, que quiera antes de todas decisiones personales, tener aprobación, que le de miedo los cambios, que, a la hora de buscar una pareja, inconscientemente busque a alguien que le brinde esa seguridad y el mismo cuidado que le brindaba su madre. 

O, por el contrario, nunca tuve el amor suficiente, o no lo percibí así y cuando crezco entonces busco refugio afectivo en cualquier persona que me lo brinde, sin importar qué daño me pueda causar o que realmente sea sano para mí. Se acaba la relación y enseguida busco cómo suplir estos vacíos buscando involucrarme con alguien más y así. En el caso de las relaciones de amigos, esto se puede ver reflejado en los conflictos, cuando no se evidencia intención de resolver la situación sino es preferible buscar alguien nuevo y así con todo, con los trabajos, con los proyectos, entre otros. 

¿Y los niños que no tienen padres?

Como lo mencione, este vínculo que se crea, se constituye a partir de la relación que tiene el niño con sus personas cercanas, si no están presentes los padres, pueden existir figuras que los representen. No obstante, el hecho de conocer las razones de la ausencia de sus padres o incluso de suponerlas cuando tampoco está esta información, puede desencadenar ciertos sentimientos que se suman al desenvolvimiento que pueda tener el niño

¿Y entonces, si tuve problemas con mis padres, estoy destinado a tener problemas en todas mis relaciones?

Esto no es una regla, no es una causalidad. Somos tan diversos y tenemos procesos tan complejos, que básicamente explicar nuestro comportamiento o predecirlo, a partir de una variable es poco confiable. Lo que sí, es que al ser un componente de tanta relevancia en el desarrollo personal y de nuestra identidad, puede ineludiblemente generar tendencias en nuestro actuar. Siendo muchas de ellas inconscientes o imperceptibles en muchos casos para nosotros mismos. 

Me he dado cuenta que estoy replicando patrones familiares en mis relaciones personales, ¿Qué debo hacer?

Bueno, esto va a depender de que tanto estos comportamientos puedan estar afectando el desenvolvimiento en tu vida diaria, es decir, ¿te está entorpeciendo el tener una relación sana? (si esto es lo que quieres), ¿no puedes durar más de un mes en un trabajo porque ya te aburres?, ¿sientes que peleas con todo el mundo y nadie te soporta? incluso tú, ¿la soledad te asusta?, ¿estás en una relación que no te hace feliz pero no eres capaz de salir de ella?, ¿buscas conocer nuevas personas, pero evitas a como dé lugar comprometerte afectivamente?, entre otros. 

Si una de estas respuestas a estas preguntas es positiva y además de esto, te sientes mal por ello. Es importante que tomes riendas sobre el asunto. Ya lo has reconocido, pero nada va a pasar si no empiezas a trabajar por los cambios que quieres. 

Ten en cuenta, que somos seres inacabados y que siempre vamos a estar continuo  aprendizaje, entonces dedícale tiempo a eso que quieres ser e invierte en tus propósitos personales. Y la mejor forma de hacerlo, es primeramente resolviendo los conflictos que tengas contigo mismo y con tus seres cercanos, pero esto no es tarea fácil, ni igual para todos. Entonces, lo mejor es que busques ayuda profesional, alguien que te escuche, que te ayude a comprender de dónde nacen tus comportamientos indeseados y que igualmente, te brinde la orientación de qué hacer para cambiarlos. 

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