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El miedo a perderse algo

Tiempo de lectura: 4 minutos

A la naturaleza se la domina obedeciéndola

Francis Bacon

El teléfono se quedó sin energía y se apagó. Sin modo de obtener un cargador, nos resignamos a esperar hasta llegar a casa. Apenas entrar conectamos el dispositivo y esperamos que se encienda pronto, verificamos si nos han escrito durante el tiempo que estuvimos desconectados. Probablemente es así, no nos hemos perdido de nada, sin embargo, hemos tenido al menos por un breve espacio de tiempo, la sensación de que estábamos dejando pasar algo importante.

Se trata de una patología relativamente nueva que se denomina miedo a perderse algo. Se caracteriza por el deseo de estar constantemente conectado con lo que otros están haciendo (Przybylski et al., 2013) y se alimenta de la tensión entre, la imposibilidad física de estar en todos los espacios que puedan resultarnos interesantes y el constante aumento de estos últimos. Y aunque a primera vista pueda parecernos positivo y motivante estar al tanto de los millones de cosas increíbles que pasan a nuestro alrededor, el problema es que la raíz de este impulso es el miedo.

Elegir entre infinitas opciones

La tecnología, que nos permite una oferta infinita de cosas interesantes, ha potenciado una sensación que conocemos hace mucho y que solía provenir de los listados de, libros que debíamos leer, lugares que necesitábamos visitar, películas que teníamos que ver o incluso, las ofertas que no podíamos dejar pasar. En la actualidad, la lista de verbos en imperativo crece de manera exponencial, así como las alternativas de elección, que van desde las más inocuas, por ejemplo, el tipo de crema de dientes que compraremos; hasta las de mayor impacto en nuestra vida, como si deseamos o no ser padres.

Barry Schwartz mostró la relación entre el aumento de las opciones disponibles en las sociedades industriales modernas y la disminución del bienestar, en lo que ha denominado, la paradoja de la elección. Hay un cierto punto en el que el número de alternativas nos abruma tanto que preferimos posponer la decisión, e incluso, cuando finalmente la tomamos, tenemos la sensación de que quizá pudimos haber elegido algo mejor, disminuyendo el grado de satisfacción que experimentamos.

MAPA y redes sociales

A pesar de que su naturaleza de su relación no está muy clara aún, hay investigaciones que muestran que el miedo a perderse algo, está relacionado con el crecimiento de algunas de las más populares tecnologías sociales (Przybylski et al., 2013). El MAPA funciona como una bisagra entre las redes sociales y la insatisfacción(Schaarschmidt, 2018). El impacto de esta forma de ansiedad social es mayor en hombres, en especial a quienes se sienten descontentos con su vida, y experimentan cierta insatisfacción en su necesidad de contacto humano; esta situación eleva su inquietud ante la posibilidad de perderse de eventos importantes y por ello procuran estar más tiempo conectados. (Schaarschmidt, 2018)

Las redes sociales las refuerzan el miedo a perderse algo pues, en general, lo que se publica allí tiende a transmitir una imagen editada de la realidad. Y cuando las comparamos lo que hacemos, con aquellas cosas que hacen nuestros contactos, probablemente encontremos que esa otra fiesta está mejor, o que aquel restaurante es más atractivo. La sombra de lo que no hicimos, se proyecta sobre nuestras elecciones y nos resta bienestar.

Por otra parte, luego de examinar las redes sociales, nuestra vida puede parecernos más sosa, la paradoja de la amistad quizá nos haga sentir que somos menos populares que los demás, e incluso menos interesantes, y probablemente los demás experimentan lo mismo (Hodas et al., 2013). Esta es la razón por la que Martha Beck sostiene que enfrentar el miedo a perdernos algo pasa por reconocer que, esa tal vida fabulosa de la que creemos estarnos perdiendo, no existe.

Algunas estrategias

El crecimiento del MAPA hace necesario identificar maneras para enfrentarlo, el primer paso es tomar conciencia de los efectos que tiene la sobre exposición a la información en nuestra vida. Por otra parte, quizá sea saludable tener en cuenta lo siguiente:

  • Nuestra vida es finita y no podemos estar en todo, no debemos fijarnos metas imposibles de alcanzar.
  • Procuremos prestar atención a los pequeños placeres de nuestra vida, a veces lo que realmente nos estamos perdiendo ocurre junto a nosotros, allí donde estamos.
  • Estimulemos los espacios de desconexión, al dormir, en las comidas, o en los espacios que creamos convenientes, y si nos cuesta o experimentamos esa sensación de vacío e inquietud, probablemente una conversación tranquila en casa pueda ser mucho más beneficiosa, que cualquier cosa que hagamos en una plataforma social.

Referencias:

Hodas, N. O., Kooti, F., & Lerman, K. (2013). Friendship Paradox Redux: Your Friends Are More Interesting Than You. Proceedings of the 7th International Conference on Weblogs and Social Media, ICWSM 2013, 225–233. http://arxiv.org/abs/1304.3480

Przybylski, A. K., Murayama, K., Dehaan, C. R., & Gladwell, V. (2013). Motivational, emotional, and behavioral correlates of fear of missing out. Computers in Human Behavior, 29(4), 1841–1848. https://doi.org/10.1016/j.chb.2013.02.014

Schaarschmidt, T. (2018). FOMO o el miedo a perderse algo. Mente y Cerebro, 48, 78–81.

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